El Tantra y sus corrientes

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Asociado al sexo directamente por la gran mayoría de los occidentales, el Tantra es mucho más que una filosofía o práctica. Esta corriente o, más bien, forma de vida, va más allá del ser, podría decirse que es la espiritualidad en estado puro. Un todo, sin principio ni fin, en el que la persona esta por encima del cuerpo físico. El Tantra, no es una filosofía, no se trata de un manual para ser el mejor de los amantes. Tampoco es una doctrina ni algo relacionado con el intelecto.

Según los entendidos como Maite Domenech, al Tantra no le importan los porqués como suele ocurrir en la mayoría de creencias. Se trata de una revolución interna que despoja a las personas que lo practican, de toda creencia, moral o concepto arraigados en la mente. Con ello se crea un espacio interno donde se concibe la verdad y se obtienen herramientas como la comprensión y aceptación de la propia naturaleza.

Dentro de las corrientes Tántricas, se entiende y concibe la dualidad como el roce que origina la vida: positivo – negativo, luz – oscuridad, hombre – mujer, etc. Esta dualidad, semejante al yin y al yan, suele ser conflictiva por lo que alcanzar la comprensión sobre la propia dualidad, hace que la existencia sea más plena. Básicamente, el Tantra nace desde la comprensión y aceptación de uno mismo y su dualidad.

La tradición Tántrica desafía todos esos tabúes morales y religiosos impuestos por la sociedad. Consiste, por lo tanto, en una rebelión contra esos preceptos morales que oprimen al ser humano.

El libro de los secretos en el que se fundamenta esta tradición, contiene ciento doce meditaciones. De todas ellas, únicamente seis, son de carácter sexual, aunque en occidente, el Tantra, esta asociado directamente con las prácticas sexuales. Eso se debe, según los místicos, y tiene toda su lógica aplastante, a la fascinación enfermiza que se siente hacia el sexo en occidente, supuestamente liberado en este aspecto, es justamente, por lo contrario. En los países más desarrollados y, en apariencia, más liberados, nadie esta satisfecho con su vida sexual. Todo el mundo busca algo más. De ahí, la falsa liberación sexual en la que vivimos, donde todo vale y al final, nada nos vale.

Sin embargo, el Tantra, no va de sexo, no va de placeres prohibidos ni ocultos. El Tantra es una cuestión de energía, de dejarse fluir en cualquiera de los aspectos que componen la existencia.

Origen del Tantra

La traducción de la palabra, es mucho menos mística y mucho más sencilla: técnica. El libro conocido como Vighyan Bhairav Tantra, es una recopilación de técnicas que ayudan a conseguir el despertar de la conciencia. Según la tradición, estas técnicas, se remontan a cinco mil años atrás. En una India donde los habitantes, creían en el despertar de la conciencia y la iluminación espiritual que eso confiere. De mano de la reencarnación de Shiva, ser iluminado que simboliza la conciencia en estado puro, llegan a nuestros días esas ciento doce técnicas o meditaciones que contribuyen a alcanzar ese estado de plenitud.

Debido al carácter afectivo y amoroso implícito en dichas técnicas, explicadas mediante un dialogo amoroso entre Shiva y su amante Shakti, el rechazo y persecución hacia sus practicantes ha estado presente a lo largo de la historia.

Cuando un ser humano entiende su divinidad y experimenta la unidad, no es capaz de supeditarse a creencias limitantes como la religión o la política. Esto explica, para los tántricos al menos, que tanto religiones como políticas de cada época, trataban y tratan de suprimir este tipo de corrientes, convirtiendo el sexo en algo malo y pecaminoso.

A consecuencia de las constantes persecuciones, los tántricos huyeron en diferentes direcciones, por lo que actualmente, el Tantra, llega a cada lugar con matices diferentes. Los matices que imbuye cada maestro en particular.

En las últimas tres décadas, el Tantra, ha vivido un resurgir. Cada día son más los que se guían por estas técnicas para alcanzar esa plenitud espiritual, conocer la verdad y despojarse de todas las creencias limitantes con las que vivimos.

Los orígenes de esta corriente, parecen muy concretos y su tradición no da muestras de haber sufrido demasiadas modificaciones, manteniéndose fiel a su esencia. Algo que no sucede con la mayoría de corrientes de pensamiento o religiones.

Corrientes Tántricas

Como ya hemos comentado, el Tantra, tras las persecuciones seguidas por sus maestros, se fue separando en corrientes. Al partir cada maestro en una dirección diferente, las enseñanzas se fueron focalizando en algún aspecto más concreto. Eso sí, sin perder su esencia principal y la base de sus técnicas.

Dentro de estas corrientes, encontramos el Tantra Hindú o Shivaita, el Tantra Yoga, el Busdhista, el tao o la práctica del cultivo dual y la corriente del Sexo sagrado.

Vamos a describir brevemente en que, consisten estas cinco corrientes diferentes.

En primer lugar, el Tantra Hindú o Shivaita, se trata de un Tantra devocional. Es decir, una entrega total al amor por y a la vida. Oración y aceptación de cada una de las manifestaciones inherentes a la vida como el sexo o la muerte. El tántrico hindú, adora a los dioses en cada uno de los seres vivos. La práctica de esta corriente se hace celebrando todo lo cotidiano, danza, arte, sensualidad y naturalidad están presentes en todo momento, como manifestación de la vida.

Relajación, esfuerzo nulo (dejarse fluir y si no fluye, nada) y gozar, son los mantras de esta corriente.

El Tantra Yoga, nace con una base mas disciplinada y con un mayor desapego en lo referente a emociones y sentimientos. Su camino es el de la autodisciplina y el sexo se utiliza de manera estricta en ocasiones concretar para generar la energía necesaria que despierte el sistema nervioso, se eleve hacia los centros superiores y provoque el despertar. Se trata de un Tantra más técnico, menos espiritual y más individual.

La tercera de las corrientes, es el Tantra Budhista. El camino de este Tantra es la meditación y la consciencia. Apartar la mente de contenidos, dejarla en blanco y estar en silencio, contribuye a que las prácticas de meditación, creen una presencia inamovible y la deidentificación de la mente. En esta corriente, el sexo esta orientado a la trascendencia del cuerpo y la mente. Se trata de prácticas imaginarias en las que se siente una profunda unión con el dios o la diosa.

Además de alcanzar el desarrollo espiritual, el Tao o la práctica del cultivo dual, se orienta a la salud. Un cuerpo con energía, es un cuerpo con un alma feliz y llena de luz. El Tao utiliza técnicas de meditación sexual como medio para alcanzar la salud y la longevidad. Las técnicas para alcanzar esa plenitud, son muy concretas para generar y provocar la circulación de energía a través del sistema nervioso.

En último lugar, encontramos la corriente del Sexo sagrado. El cuño de este termino es reciente y se asocia al Tantra, aunque ya había otras viejas civilizaciones, anteriores al patriarcado y las religiones orientadas a lo masculino que consideraban la fuerza sexual para alcanzar estados de conciencia expandidos. Esta corriente y las que la antecedieron con otro nombre, viene a decir que el sexo es la fuerza de la propia vida. Según esta corriente, vivir la sexualidad de forma consciente, es una puerta al despertar espiritual. Un camino de profunda comunicación entre lo femenino y lo masculino.

Actualmente, los talleres impartidos dentro de esta corriente, se orientan a sanar las heridas sexuales y devolver la esencia a cada individuo.

Tras este breve articulo dedicado al Tantra, cabe decir, que esta corriente, filosofía, modo de vida o como quieran definirlo, es mucho más de lo aquí descrito. La espiritualidad es la insignia de estas enseñanzas o técnicas como sucede con la gran mayoría de creencias orientales.

Los místicos o maestros, poseen la capacidad para transmitir y enseñar las técnicas que acercan a ese despertar del que tanto hablan, basándose en las enseñanzas de Shiva. Abrir la mente, despojarse de tabúes y creencias limitantes es uno de los objetivos que pretenden alcanzar los que practican el Tantra.

Como dato curioso, señalar que existe el Tantra bueno, que sería este del que venimos hablando y el Tantra malo. En este particular, despojarse de toda creencia, moral o concepto prefabricado, es utilizado en aras del mal. Asociado con la brujería y los hechiceros en la antigüedad, el Tantra, puede constituir un +arma de doble filo.

Es de sobra sabido que una persona amoral, sin conciencia de bueno y malo, alejado de las creencias que impone la sociedad, puede llegar a cometer actuaciones de las que pretende quedar impune. Tal vez, aunque los tántricos no lo consideren o compartan, al igual que sucede con otras corrientes de pensamiento, religiosas o espirituales, liberarse y despojarse de toda moralidad y conciencia para adquirir una pretendida consciencia, puede resultar contra producente.

En cualquiera de los casos, la mejor manera de afrontar la vida, es encontrando el equilibrio, físico, moral y ético, espiritual y porque no, emocional e intelectual. Con técnicas tántricas, oración, meditación o simplemente, adquiriendo conocimientos. Más allá del despertar espiritual, el equilibrio es fundamental.

 

 

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