Estudiantes, ¿casa, piso o residencia?

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Tarde o temprano siempre llega un momento en el que tienes que decidir como estudiante. Sobre todo cuando damos el paso del instituto pero sobre de la Universidad. Hace años siempre el estudiante se amoldaba a la oferta educativa que había en su ciudad. Los problemas económicos de las familias hacen casi imposible que un hijo o hija pudiera ir a estudiar fuera su zona. El que lo hacía, era con un gran (enorme) sacrificio de su familia. Ahora en cambio, esto está a la orden del día. Y es el momento en el que tienes que elegir si quieres mantenerte en tu casa, alquilar y compartir un piso con otros estudiantes o irte a una residencia. Vamos a analizar cada caso.

Como te decíamos, antes un estudiante que quería  hacer, por ejemplo Medicina, si no lo había en su ciudad, raramente se trasladaba a la ciudad donde lo hubiera. Al revés, lo que se cambiaba era lo que se estudiaba. Si querías Medicina pues podías acabar haciendo Veterinaria o Enfermería. Y es que las economías familiares no estaban para esos gastos. Sin embargo, ya en este siglo XXI hay un boom de cambio de residencias de los estudiantes. Su tú hijo quiere estudiar Periodismo a 200 kilómetros, pues se hace.

En casa

Es la decisión fácil y la más económica. Vivir con tus padres y estudiar de vez en cuando. Ahora bien tiene sus pros y contras. Está claro que tu mami y papi te van a tratar como un rey o reina. Vas a tener la comida a su hora, la ropa limpia y planchada y tu propia habitación donde estar tranquilo. Ahora bien, también tendrás que aguantarles. Tendrás el control paterno durante los fines de semana. Ya sabes lo típico de que si sales mucho, que tu cuarto huele a alcohol o que no te ve estudiar nada. También en la balanza positiva tenemos que sigues fiel a tus amigos y a los sitios y lugares de toda la vida. Ahora bien, está demostrado que la gente que vuela de su nido familiar, es mucho más práctica, madura y sabe hacer más cosas. Ya se sabe que hasta que no te vas de casa no aprendes a hacer muchas cosas.

En un piso compartido

Otra de las opciones es irte a un piso compartido. Sí, ya sabemos que tiene mucho peligro. Aquí tienes que tener una responsabilidad máxima, ser consciente de que tú eres la que tienes que organizarte. Si tus padres confían en ti, tú se lo tienes que devolver. Las cosas buenas, ya sabes, una gran independencia, no tener que aguantar controles paternos y si tienes suerte de tener una habitación para ti solo, pues tan feliz. Ahora bien, en el otro lado de la balanza, tenemos los problemas.

El vivir solo puede provocarte que no estés al 100% en tus habilidades. Tienes que ser muy responsable para hacerte una agenda con tus deberes. Tienes que tener suerte con las compañeros o compañeras, que sean educados, limpios y poco fiesteros. No es la primera vez que una persona se tiene que ir porque no aguanta a sus compañeros. Y encima te toca hacerte la comida, lavar, planchar, etc. En definitiva, vivir en un piso de alquiler es una lotería que te puede salir bien o muy mal. Creemos que no hay término medio.

En una residencia

La tercera vía para los estudiantes es la de apuntarte a una residencia. Y claro, pues aquí todo son ventajas, porque creemos que es un hibrido entre vivir con la familia e irte a un piso con amigos. En una residencia vas a tener la familiaridad de tus amigos, ya que te conviertes en toda una familia. Pero además con la libertad dentro de la responsabilidad que te ofrece en este lugar.

Llamamos a la puerta de la Institución del Divino Maestro para que nos cuenten lo que te puedes encontrar. Está organizada sobre un régimen profundamente humano y familiar, basado en la libertad y la responsabilidad de cada uno, que hace que los alumnos vean en ella una prolongación de su propia casa. Cuentan con habitaciones dobles y triples con baños comunes ubicados estratégicamente por los pasillos. Además, tienen servicio de comedor, lavandería, conexión a Internet, salas de estudio, biblioteca, gimnasio, sala de informática, capilla, prensa diaria, etc. Y para los ratos de ocio, dispone de salas de vídeo, televisión y proyecciones audiovisuales, sala de juegos, sala de música e incluso de una magnífica pista deportiva para fútbol sala, baloncesto y vóleibol.

Está claro que las tres opciones son buenas, aunque todo depende de la responsabilidad del estudiante. Lo importante es poner sentido común y ser conscientes de lo que se quiere.

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