Solo en la industria discográfica se estima que cada año consumimos 986 millones de archivos pirateados ilegalmente, lo que supone un fraude de 1615 millones de euros. Se trata de estimaciones, no hay datos concluyentes sobre el alcance real de esta práctica. Lejos de ser un problema de otros tiempos, la piratería digital continúa siendo una amenaza a día de hoy.
La gente que trabajamos por internet no nos sorprende encontrar algún trabajo nuestro distribuido por otras personas sin nuestro consentimiento. Puede tratarse de una aplicación informática, de un software, de una fotografía o hasta de un artículo que otro blog ha copiado palabra por palabra. Más allá de la lógica indignación que nos provoca, está el hecho de que otra persona se está lucrando con nuestro trabajo, sin dedicarle el tiempo que nosotros hemos invertido.
La piratería en internet tiene unas dimensiones considerables. Se calcula que anualmente se realizan más de 2300 millones de descargas ilegales. Las webs de descargas piratas, solo en EE.UU. reciben de media 700 millones de visitas al mes.
Muchas veces, la gente consumimos contenido pirateado sin saberlo. Otras veces, recurrimos a él para ahorrar. No nos confundamos. Los piratas plagian archivos no por un afán desinteresado, sino para hacer dinero. Dinero con un producto que les ha salido gratis, porque lo han robado, y del que los creadores y productores no perciben ni un solo céntimo.
Aunque la web de descargas sea gratuita, hay varias formas de monetizarla. Una de ellas es por medio de la publicidad. Estas webs, con frecuencia, reciben muchísimas más visitas que las de los productores. Algo que pueden rentabilizar con las plataformas publicitarias. Los más osados, se dedican a recopilar datos personales y venderlos.
Así es la piratería digital en la actualidad.
Un problema más antiguo que internet.
El blog personal Caballar fija el antepasado de la piratería digital en la “Caja Azul” (Blue Box), un dispositivo electrónico existente en Estados Unidos durante los años 60, que permitía realizar llamadas por teléfono gratuitas, engañando de esta manera, a la compañía telefónica. Digamos que era el antepasado de Skype, pero con un funcionamiento ilegal.
De manera clandestina, varios técnicos en electrónica y técnicos informáticos desarrollaron aparatos que se conectaban a la red telefónica y que conseguían imitar los impulsos y los tonos multifrecuencia de las llamadas telefónicas. Para hacer que la llamada saliera gratis, los usuarios marcaban un número de teléfono gratuito, como podía ser el teléfono de información de la compañía telefónica, y después desviaban la llamada al destinatario utilizando la caja azul.
Esta tecnología resultó ser más avanzada que los servicios telefónicos. Tanto es así que ya en 1963 se podían realizar llamadas gratis entre Estados Unidos y Europa, mientras que los abonados habituales solo pudieron hacer llamadas intercontinentales desde 1971.
Steve Wozniak, uno de los fundadores de Apple, presumía que disponía de su propia caja azul. Cuando la mayoría de los mortales no habían oído hablar los ordenadores personales, los piratas informáticos ya estaban haciendo de las suyas.
La época dorada de la piratería por internet la marca el principio del siglo XXI. Millones de usuarios, conectándonos a plataformas como e-mule, lográbamos hacernos con la discografía de Bruce Springsteen en una noche o con todas las temporadas de Twin Peaks, completamente gratis, y almacenarlas en un CD para escucharla en nuestro Discman o verlas en nuestro reproductor de video.
Webs como e-mule se presentaban como una comunidad libre en la que los usuarios podían compartir libremente sus archivos MP-3 y MP-4. En algunas de esas descargas se ocultaban virus que eran capaces de hackear información de tu ordenador o bloquear determinados programas.
Tipos de piratería digital.
La piratería digital, desde aquellos tiempos remotos, ha evolucionado considerablemente. Interpol publica en internet los tipos más habituales de piratería para alertar a los usuarios. Estos son los 7 más utilizados:
- Aplicaciones ilegales. Esta práctica se ha convertido en un tipo de piratería emergente bastante utilizada por los hackers. Se trata de copiar programas o archivos que se maquetan en una aplicación, sin consentimiento de los propietarios, y que se puede vender sin problema desde cualquier tienda de aplicaciones. Son archivos bastante consumidos debido a que están diseñados para utilizarlos desde teléfonos móviles o en plataformas de televisión inteligente.
- Robos antes del estreno. Los piratas informáticos son capaces de plagiar el contenido de un videojuego, un libro, una serie o una película antes de su lanzamiento. Promocionándolo en foros y poniéndolo a la venta desde sus páginas web.
- Servicios de alojamiento extraterritorial. Estos servicios de hosting o alojamiento web se realizan en un país diferente al país donde se efectúa la actividad. El anonimato que ofrecen los servidores, unido a las diferentes normativas nacionales, permite a los piratas sortear las leyes sobre propiedad intelectual.
- Stream Ripping. Esta práctica consiste en grabar sin permiso fragmentos de material audiovisual emitido en streaming y convertirlo en un archivo descargable. Los interesados podrán verlo cuando quieran, teniéndolo almacenado en sus dispositivos; eso sí, previo pago del precio fijado. Todo esto sin que los propietarios del contenido sean conscientes de ello.
- Ciber Lockers. Estos son servicios de almacenamiento en línea donde los clientes pueden colgar cualquier tipo de archivo descargable e, incluso, fijar un precio por descarga. A diferencia de las páginas de descargas legítimas, los proveedores de estos servicios no suelen realizar ningún control sobre la legalidad de los documentos que se cuelgan. Aparte de cobrar una membresía por acceder al servicio, los propietarios de los Ciber Lockers monetizan las visitas a la web con publicidad.
- Uso de criptomonedas. Muchas de las operaciones comerciales de distribución de material pirateado se efectúa por medio de criptomonedas. Más difíciles de rastrear que los pagos con tarjeta o las transferencias monetarias.
- Tecnologías emergentes. Algunas nuevas tecnologías como la realidad virtual en 3D y el metaverso presentan vacíos legales con relación a la propiedad intelectual y a los derechos de autor. Un detalle que permite que por estas vías se cuele material pirateado.
Los piratas son cada vez más listos.
Cualquier desarrollador web o creador de contenido digital sabe que elaborar un producto y venderlo son dos procesos distintos e independientes. Por lo general, los piratas dominan el segundo.
Puedes ser un programador y haber diseñado una aplicación digital fantástica, pero si no la vendes, todo el trabajo que has hecho no sirve de nada.
Los piratas son especialistas en vender. Cualquier web de descargas recibe más tráfico y factura más dinero que la web del productor. La relación no estaría mal si ambas partes salieran ganando. El problema radica en que el creador no recibe un euro, y el pirata, al encontrarse con un producto que no le ha costado nada crearlo, lo puede vender muy por debajo de su coste, aumentando su margen de beneficio.
Estas prácticas perjudican a los creadores, ya no solo porque hay una determinada cantidad que no van a cobrar en regalías, sino que al encontrar sus productos en el mercado digital a un precio inferior se degrada su trabajo.
A veces, ni siquiera, los piratas venden directamente el producto. Lo que sí saben es monetizar un contenido que no es suyo por medio de mecanismos como la publicidad o las membresías.
Otro fenómeno que sucede es que los piratas digitales suelen ir un paso por delante de las leyes anti-piratería. Por mucho que avance la legislación para combatir la piratería digital, los piratas encuentran recovecos por los que poder meterse y continuar realizando su actividad.
Cómo combatir la piratería.
Evidentemente, el avance de la legislación en materia digital y la acción de los departamentos de delitos informáticos de los cuerpos de policía son una actividad necesaria. Pero, complementariamente, los expertos de Sky Online Reputation, un equipo flexible de Barcelona que prestan servicios de seguridad digital para las empresas, nos cuentan que los propietarios de los archivos pueden efectuar tareas efectivas para proteger su contenido.
Un punto previo es registrar la marca de la empresa y registrar los derechos de autor de cada artículo digital que se pretende hacer público. Hoy existen herramientas digitales con las que se puede hacer de una forma rápida y económica.
Tener registrado todo nuestro contenido nos permite emprender acciones judiciales en caso de que sea pirateado.
Con la Inteligencia Artificial podemos detectar el plagio y la piratería con mucha mayor rapidez. Hay herramientas digitales que rastrean toda la red de internet para localizar material pirateado, aunque solo sea un fragmento.
Actualmente, podemos integrar dentro de los archivos determinados elementos que disuaden de la piratería o que permiten hacer un seguimiento del contenido en caso de que sea plagiado.
Uno de ellos son las marcas de agua. A los piratas no les interesa difundir material que esté marcado en la imagen o en el audio. También podemos introducir metadatos en forma de API o ID de seguimiento que te permite descubrir que hace el usuario con el archivo descargado.
La piratería es un problema silencioso para los creadores y productores de archivos y productos digitales que no debemos subestimar.